Finalist
Frank Blázquez desarrolló una dependencia química mientras vivía en Chicago y se mudó a Nuevo México en 2010 con la esperanza de un nuevo comienzo. No obstante, al poco tiempo reincidió en el uso de drogas y participó en el comercio de narcóticos en Albuquerque. Decidido a rehabilitarse, regresó a la universidad y empezó esta serie de foto- grafías. Otros neomexicanos pronto le pidieron que los retratara y contara sus historias.
Aquí, Bunny (izq.) y Aubrey (der.) Gallegos, de Belén, Nuevo México, posan cerca del bulevar de Rio Communities. “Orgullosas de llamarse ‘chicanas’, dicen que es igualmente importante emplear el término ‘neomexicanas’”, dijo Blázquez. Bunny y Aubrey, como muchos habitantes del estado, sienten orgullo de su herencia neomexicana y trazan sus raíces hasta 1706, cuando el rey Felipe II de España dio permiso a los colonos para asentarse en Albuquerque.