Finalist
Para Keegan Holden, el acto de fotografiar a una persona desconocida suscita “un momento común de reflexión, observación e introspección” entre él y quien está frente a la cámara. Mientras montaba su equipo en el paseo marítimo de la playa Venice, en Los Ángeles, donde antes daba lecciones de patineta, Holden pidió a la patinadora y artista Firefly que pensara en cómo se sentía en ese momento de su vida. La reacción de ella fue mirar fijamente a Holden y su cámara, creando una conexión con él y con el público.
La composición de Holden, con Firefly en primer plano contra un fondo borroso, enfatiza la determinación y la audacia que ella proyecta con su mirada y su actitud. Según Holden, los retratos no hablan solo de quien posa. Los compara con espejos, que ofrecen a quien observa la oportunidad de reconocer sus propias “emociones y vulnerabilidades”.