Fiel a su estilo directo, Jenny Dubnau representa a su amiga sin glamour ni idealización. TZ aparece de perfil, un poco despeinada y con expresión ansiosa, quizás a mitad de una frase. Esta informalidad presta cierta calidez al retrato, que se lee como una conversación entre amigas íntimas.

Aunque Dubnau se inspira en las tradiciones del retrato académico formal, aspira a plasmar “algo del espíritu de nuestra época”. Sus imágenes, descritas por los críticos como “impávidas”, transportan la larga historia del retratismo al momento actual. Quiere que “se sientan frescas, no anticuadas. Mi meta es una impresión de extrañeza poética y un toque de incomodidad”.